El hijo de Juanita Gerrikabeitia

Jon Idigoras, allà on siguis, reposa i contempla com la raó sempre ha estat amb nosaltres... Tant de bo algú ens pugui explicar ben aviat la fi d'aquest Estat institucionalment i constitucionalment viciat i podrit. Tant de bo aviat compartim carrer amb un Arnaldo Otegui alliberat i et recordarem l'empenta del fill de la Juanita que vas ser per tots els teus... que també som nosaltres.



Comparecencia del Gobierno ante el Pleno.
Solicitud de comparecencia del Presidente del Gobierno, ante el Pleno de la Cámara, para dar a conocer la posición del Gobierno ante la situación generada entre la sociedad española a la vista de la huida de la justicia, del señor Roldán (ex-Director General de la Guardia Civil) y responsabilidades de todo tipo que se van a derivar de la misma. (210/000011)
Intervención en el Pleno el 11/05/1994

      (03:18:01 a 03:23:45)   Acceso al audio. (Ventana Nueva) D.S.  texto íntegro   PDF















El señor IDIGORAS GERRIKABEITIA: (El orador empieza su intervención con una frase en vasco.--Rumores.) Señor Presidente, telegráficamente, porque el tiempo es muy corto, sin duda, nos estamos encontrando en un momento de crisis del sistema político constitucional español, más allá todavía de la crisis del PSOE o del Gobierno. Esta es una crisis del Estado, porque el Estado y sus instituciones fundamentales, desde la Corona hasta la Guardia Civil, y pasando por el Parlamento, están implicados, en una u otra medida, en todo este tema de la corrupción, de la sinrazón y de la falta de respeto a los derechos colectivos e individuales que caracterizan esta mal llamada democracia.

Son las estructuras del Estado las que están contaminadas, y la clase política hoy, en general, hace de la corrupción una pauta de comportamiento orientada a la búsqueda del poder y del enriquecimiento personal. No es, pues, ésta de la corrupción una pequeña enfermedad o un sarampión juvenil, sino una auténtica epidemia, una plaga que ha infectado los lujosos despachos de partidos, instituciones, comisarías y cuartelillos. Es el modelo político, señores, el que está permitiendo, e incluso alentando, que esto ocurra. El origen de estos problemas reside en este sistema político heredado del franquismo, cuyo Jefe de Estado, precisamente no nos olvidemos, fue designado por Franco; un sistema que mantiene una estructura militar, económica, policial y judicial que permite con absoluta impunidad la corrupción. Y ustedes, señores presuntos socialistas, que decían querer democratizar el Estado, han terminado por aliarse con las fuerzas más reaccionarias de este país.
No es de recibo que se pretenda usar la corrupción, el GAL y los fondos reservados como arma arrojadiza en vuestras luchas por el poder. Todos ustedes son cómplices de esta perversidad, porque a sabiendas de que este sistema político no es verdaderamente democrático; a sabiendas de que se está perpetuando un aparato del Estado corrompido y a sabiendas de cuál es el talante de la Guardia Civil y de la Policía, ustedes han dado como bueno este modelo y, en su día, han aplaudido a Roldán y a Rubio. Desde esta tribuna he oído varias intervenciones que hacían mención a los Diputados que apoyan el terrorismo, y también a los Diputados corrompidos por la violencia. Y tengo que darles la razón, porque no se olviden, señores, que esta Cámara, todos ustedes, aprobaron los fondos reservados; fondos reservados que fueron utilizados en su día para asesinar a militantes vascos y a algún Diputado de esta misma Cámara, y este Diputado que está hablando en este momento fue perjudicado también en un atentado y estuvo a punto de 



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ser víctima. (Un señor Diputado: Y los demás, ¿qué? Rumores.) Señores, ustedes han dado vía libre al ejercicio de la tortura y han permitido que el Gobierno, de alguna manera, organizara o permitiera la organización, financiación y dirección de los llamados GAL; y de esos GAL, señores, una responsabilidad importante es del propio Gobierno. No es casual que eso que llaman política antiterrorista esté hoy en el terremoto político. Los roldán, los galindos, la mafia policial, el GAL, los amedo, los domínguez, ... éste es el macabro plantel de las Fuerzas de Seguridad (Un señor Diputado: ¡Fuera!), y he aquí que defienden, como dice usted, señor González, el Estado desde las cloacas.
Nosotros venimos denunciando hace años la sinrazón... (Un señor Diputado: HB.--Rumores.) 



El señor PRESIDENTE: Silencio, señorías.
Le ruego concluya.




El señor IDIGORAS GERRIKABEITIA: Digo que venimos denunciando la sinrazón del Estado, porque posibilita la normalización democrática. Pero quienes viven de la corrupción, quienes viven y se lucran de la violencia, son a quienes menos les interesa que acabe este conflicto.
Es necesaria una verdadera democratización del Estado; es necesaria una profundización en la democratización. Por ello les decimos, señores, que deben sacar sus sucias manos de Euskadi y dejar de interferir en los asuntos vascos. (Un señor Diputado: ¡Asesinos!) 



El señor PRESIDENTE: ¡Silencio! 



El señor IDIGORAS GERRIKABEITIA: Debéis renunciar a oprimir, reprimir y exprimir a nuestro pueblo. (El orador enseña a la Cámara un cartel.) Como podéis ver en este cartel, nuestro mensaje es claro: Déjennos ustedes vivir en paz. Cada día que pasa y cuanto más y mejor conocemos la realidad de este sistema político; cuanto más sufrimos vuestra política económica, vuestra corrupción, vuestra represión y vuestra prepotencia, más convencidos estamos de la necesidad de romper amarras y de reclamar nuestra soberanía política y nuestra independencia. (Un señor Diputado: ¡Asesino!) 



El señor PRESIDENTE: Termine, señor Idígoras.




El señor IDIGORAS GERRIKABEITIA: Quiero decir --y termino con esto, señor Presidente-- con esto que nos dejen ustedes vivir en paz; déjennos ustedes decidir nuestro futuro y ejercer el derecho democrático a la autodeterminación.
Por último, les digo que saquen sus sucias manos de Euskal erría. «¡Gora Euskalherría askatuta!» (Silbidos.-- Exclamaciones de algunos señores Diputados de ¡Fuera! ¿Dónde vas? ¡Fuera! ¡Asesinos!) (El señor Idígoras, al descender de la tribuna de oradores, deposita unos folios delante del escaño del señor Presidente del Gobierno.) 

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